jueves, 26 de noviembre de 2009

Carlos Alberto Roldán-Buenos Aires, Argentina/Noviembre de 2009



lo vimos todos

el viejo velero

cuyas heridas le hacían agua y agua

hasta el punto de que aliviarlo

fuera la tarea esencial del viaje

el viejo velero digo

allí a golpe de vista del puerto

por ir o venir que ni siquiera importa

hizo una malhadada pirueta de velero

la ebriedad de una ola acaso

el viento que tanto se parece a la vida

su vela mayor se parte

vemos o adivinamos la crisis íntima

el no saber ya qué hacer

su pirueta torpe dolorosa

su hundirse en agua negra

como si ya nada hubiera nada

y los puertos no fueran causa alguna

lo vimos sí

la tarde soleada los chicos

que a esa hora jugaban en la arena

pasmados vieron la cosa desde el principio

gritaron llamaron a sus padres

dejaron los sagrados juegos

ganados por el hecho

un velero esto es

eso de poner el posible al pie del

horizonte

ese empujar la noche a lo bravío

ese extender el alma hecho de brisa

y leve mar

¿quién no tiene alma velera

sueño que embriaga y que empuja adelante

ganas como una fiesta

timón ufano

todo el viento en la cara?

pero lo hecho por el hombre muere

así como mueren las palabras

todo lo puesto bajo el sol se muere

el mar el cielo vasto el aire mueren

¿cómo este velero de los sueños

no habría de morir bajo tal regla?

alma a la que vi bogar

críptico enigma de una noche infinita

tu hebra pura para que alguno

busque -los ojos grises-

en tu orilla




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