viernes, 4 de diciembre de 2009

María Antonia Herrera-Buenos Aires, Argentina/Diciembre de 2009




Para Isabella


Las voces se anudaron con las risas

al celebrar tu llegada

tímido asombro en tu mueca

al dejar el tibio nido

del generoso seno

liba tu boca

caudal inagotable

fuente de vida .

Una ternura espesa

puebla tu cuarto

de tus padres son amores

también de abuelos, tíos, amigos .

Al ruedo alertas se suman

asombrados bisabuelos

y del otoño que surcan

demandan para Isabella

que el cascabel de su risa

inunde toda la casa

que la estrella que ilumina

su camino en el andar

se combine con las gracias

que el Cielo le ha de brindar .


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Olivos, 25 de Febrero de 2009

Nunca olvidada amiga:

Ayer nos vimos. Distancia prudencial entre dos frentes. El aire se partió con los puñales de las miradas. Sacudiste la manita que empuñabas; la niña te dijo algo que no alcancé a oír. En segundos, diste vuelta y bajaste la escalera del subte.

Quedé masticando la impotencia de no poder abrazarte ¡qué duro golpe a mis sentimientos!

Cuando leas esta carta te liberarás del autocastigo que te consume. Sólo quería saludarte con lo que resta del cariño que nos unía en la niñez y se afianzó en la juventud feliz y alocada; con los primeros escarceos amorosos; con la llegada del Gran Amor; para mí, único, para vos el derecho a competir. Triunfaste, se casaron, tienen un pedazo de cielo con la hija.

Ayer te causó extrañeza el verme caminar. La silla de ruedas ya no me estorba.

Me debes un abrazo, besa por mí a tu niña.

Nuria

2 comentarios:

Anónimo dijo...

María Antonia: qué momento para ambas!!. Un relato de vida bien logrado. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.

Anónimo dijo...

Mary!!!!! Felicitaciones por este hermoso relato.

un abrazo Jóse