domingo, 16 de mayo de 2010

Héctor Lamadrid-Buenos Aires, Argentina/Mayo de 2010


CAMINOS

Al  desandar los caminos, recuerdo haber  recorrido
infinidad de senderos, haber pisado montañas
y cruzando los esteros , al llegar a las fronteras
y ya lejos en el norte, sobre un puente singular
a mis pies se dibujaba  imponente el río Uruguay.
Y  volviendo para el sur recostándome al oeste,
en esos picos nevados,  he  visitado  las cuevas,
y he  descubierto  castillos casi  tocando las nubes
refugio de tribus indias  y que hoy son  un pasado,
donde  se sienten los ecos del gran  cacique  Araucano.
Y al  terminar el camino como dioses sepultados
he tenido frente a frente los bosques petrificados;
araucarias hecha piedras, contemplando para siempre de nevada cordillera
lo imponente y lo sagrado.
Y volviendo por la senda de un tiempo ya transcurrido
sentí en mi  rostro el chasquido de un viento macho y bravío
que al atravesar la Pampa, tenía  nombre y apellido
por ser el viento pampero el mas fuerte conocido.
Y así se fueron uniendo cielos, valles y montañas
y también un ancho río que me indicaba el camino
para llegar a los míos en la  ciudad de Berisso,
donde el destino  lo quiso    anclara mi  barca un día,
el contemplar esas islas que lo  abrazan y  fascinan.
El islero me brindó  su casa  y su mano amiga, y yo
me empecé a  adaptar a sus  costumbres y vida
De tal forma me arraigué que  una casa allí planté
que en  futuro muy  cercano, será  refugio de aquel
que comparta la amistad con un  apretón  de manos
donde  brindar por lo bueno...
será un  templo el Río Santiago.

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