domingo, 24 de abril de 2011

Roberto Romeo Di Vita-Buenos Aires, Argentina/Abril de 2011

La conjura de los libreros I


Introducción. ( Los libreros de alma, junto a Pablo, Silvina y sus amigos resisten a  los malos).
                        La explosión hizo volar por los aires a Silvina y a Pablo. De la vieja librería  sólo quedaban astillas y rastros de libros chamuscados.
Los vecinos se levantaron sin querer abrir sus ojos de los sueños de esa madrugada, todo el frente de Macondo I, estaba negro y despedía un humo ocre y mal oliente.
Al rato llegaron los bomberos  querían entrar por la fuerza y romper todo, pero el viejo José se los impidió, ya que en los fondos de la librería se guardaban tesoros y el fuego quedó a medio camino.
El viejo José los dejó actuar en la delantera del negocio y con su cuerpo protegió el fondo de Macondo I.  Cuando el jefe de bomberos municipales comprobó que ese lugar estaba casi intacto y sin peligro, lo dejó hacer al viejo.
Su tropa apagó con matafuegos los focos ígneos del umbral y por respeto a  los libros, no tiraron agua de sus mangueras siniestras.
El viejo José como quien observa un campo de batalla, revisó los detalles, los destrozos y las pérdidas.
No se había percatado que esa noche  Pablo y Silvina pernoctaron allí.
Encontró sus apuntes en un cajón de su escritorio y comprobó que la vieja computadora todavía funcionaba; en cuanto se fueran los bomberos, calentaría el agua para el mate...  (continuará).

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