lunes, 19 de diciembre de 2011

María Angélica Bustos-Chile/Diciembre de 2011

CANTAR DE UN RUISEÑOR

No descansará el cantar.
Cantar de un ruiseñor que, entre la niebla
                          de un bosque perdido,
 no renunciará a sus rítmicos vuelos.
Allí, a la sombra de los tulipanes
elevará hasta la muerte
                          el hilo de su música,
su pasión de llegar a las estrellas.
Cantará feliz o atormentado,
sin saber que su mundo diminuto
                          es apenas un suspiro,
brevísimo rumor de mariposa.
Cantará alucinado,
atrayendo los mirtos del olvido,
bajo la dulce mirada de los cielos
que reirán piadosamente azules.

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