lunes, 23 de julio de 2012

Beatriz Minichillo-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2012

Ultima Luz

Se agita
casi sin culpa
con decibeles inaudibles,
se derrama
como pecho de madre,
leche recién parida
que apenas crepita
y se quiebra
olvidada de sí,
envuelta
en su propia matriz,
protectora de un ser
que allá, en su oquedad
abre los brazos y tiembla
desplazando el tiempo
hacia atrás,
hasta el polvo gris
que lo aguarda.
Hueso, ceniza, aire,
ni siquiera piedra,
solo olvido,
último gesto
donde la soledad
no alcanza,
ensayo
de un atisbo de perdón
por ese día nuevo
que se le niega,
tierra seca
esperando,
fuego de consumición,
dolor compacto,
miedo
del cuerpo inerte
obligado
a desertar de su esencia,
aunque su boca
se desdoble
en un grito
buscando la paz
que se extingue
en su propia luz.


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