jueves, 25 de abril de 2013

Ascensión Reyes (Cuento)-Chile/Abril de 2013

LA CALLE LARGA

            El hombre pedaleaba la bicicleta al ritmo de sus años, que a simple vista eran bastantes. Era domingo y todo el pueblo compartía en sus casas. En Calle Larga, la principal avenida, ni perros ni gatos rompían la quietud de la siesta, sólo se advertía el ciclista que iba de visita a casa de uno de sus hijos. Apareció de pronto un vehículo. El hombre no pudo sustraerse de observarlo con atención y detener la marcha. Era un Mercedes plateado, último modelo, en el interior iban un hombre mayor y a su lado una dama elegante.
            -Voy al fundo en Lo Quiroga, por favor dígame ¿Estoy en la dirección correcta?-
            El timbre de voz le pareció conocido. Fijo su vista -¡Dios! Si es Edgard Spencer, aquel chico, bueno para nada, que llegó a la empresa a despachar correspondencia igual que yo. Y la dama debe ser la hija del patrón. Y pensar que esa misma damita se me ofreció en bandeja en su baile de 18 años, pero estaba enamorado de Emilia, que luego fue mi mujer. Edgard y yo íbamos a reforzar el servicio de mozos.
            -Si señor, siga este camino, el fundo está a cinco kilómetros.-
            -Muchas gracias.-
            En su fuero interno el hombre de la bicicleta se sintió contento de ese agradecimiento esperado por muchos años.

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