sábado, 22 de marzo de 2014

Nechi Dorado-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2014

Hablo de paz


En esta cruel dicotomía que es la vida,
donde un imperio feroz nos crucifica,
hablar de paz no es fácil,
se me ocurre enredada en un cruel
paradigma de mentiras.
Y sin embargo la sueño, la deseo, la espero,
mientras garabateo un poema
-que sin dudas, no es bueno-.
Invento alguna triste melodía,
leo un diario y me indigno,
siembro flores, las riego,
venero a mis muertos e incentivo a mis vivos
a continuar su búsqueda,
a despejar la niebla que la blinda
en una fortaleza de oprobios.
Abrazo a algún anciano que encuentro en el camino,
recojo de la calle a un perro flaco
y herido.
Enseño a leer a un niño,
a la vez que le pido que nunca
se haga amigo del miedo
tampoco del silencio,
y de paso susurro que la paz no se busca
genuflexo o tendido,
Sino de pie. ¡Erguido!

Y en el contrasentido constante que es mi vida:
… hablo de PAZ y nombro
las noches estrelladas,
besando la sabanas y los ríos.
Nombro un fusil que estalla
en las entrañas
de la vergüenza, por la patria vulnerada.
Nombro a la PAZ que me demoran en entuertos,
mientras lloro a mis hermanos
encarcelados. Muertos.

Y me atrevo a gritar sin miedo, convencida,
que si la paz no se alcanza por las buenas,
yo prefiero ir a buscarla
¡Cómo sea!


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