sábado, 23 de agosto de 2014

Ellery-Buenos Aires, Argentina/Agosto de 2014

autora del cuadro: Ellery


LA   LUPA


            Estaba segura que el hilo conductor de su vida no era suyo.
Se sentía manipulada como que de adentro era llevada aquí y allá, a mirar algo, a parar, a continuar.
Los ratos  personales eran de desorientación y ceguera.
Ella volvió a la guarida, pisó despacio la crujiente madera, recordó las pisadas de su padre en ella.
Se sentó en su asiento y como él, miró largamente el libro y el hilo negro que marcaba una hoja.
Acarició el lomo del libro, sintió sus rugosidades, como si fuera un animal moribundo, rozó las partes suaves y los bordes endurecidos y filosos.
Un hilo de sangre se arrastraba por su dedo índice, lo llevó a la boca y lo lamió.
Ya nada volvió a salir.
Se acomodó en el asiento, se acercó más. Tomó la lupa y no atreviéndose a abrirlo miró su tapa, como un paisaje seco. Las escamas abiertas mostraban otros colores y pudo ver un diagrama en relieve que nunca había visto. Se subió al relieve  con sus dedos, subió y  bajó  por ellos, hasta  que su mano tomó con cuidado  el  hilonegro y lo abrió.
Sus ojos fueron directo al imperceptible aleteo dentro de la letra.
Soltó rápidamente la lupa con temor de que apoyándola, se la llevara a ella.
Su corazón latía fuertemente, sus brazos cayeron desistidos.
Se sintió sin fuerzas y a pesar que quería irse, se quedó.
Se alejó un poco y miró todo, el libro, la guarida, las herramientas, los vidrios y reconoció los muebles en la oscuridad. La respiración se hizo inaudible.
Volvió la mirada al libro, tomó la lupa y a través de ella, se deslizó por el punto.
Pensó dejarse llevar un poco más, era como deslizarse en una cinta, su cuerpo se hizo leve, su cabeza decía no vuelvas, un poco más, más, más.
Pudo ver lo que pareció ser el final y de nuevo apareció  la  letra con un punto aleteante,  tomó la lupa, enfocó y su cuerpo lo traspasó y veloz se transformó en un túnel  como de vidrio  rojo, liso. Colocó  las  palmas abiertas sobre esta superficie y arrastrada suave, pensó. ¡VUELVE  YA!
Y sentada en el ajado sillón de cuero se quedó dormida, con la lupa en el regazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy bueno tu cuento Eli y también tu pintura, me gustan los colores que empleás. Gracias por compartirlo.
Besos Josefina