sábado, 20 de septiembre de 2014

Ascensión Reyes (Cuento)-Chile/Septiembre de 2014


EL MITO ROJO

                        Hace bastante tiempo, pero no tanto como para no recordarlo, debí hacerme un examen médico de rutina. Al observar cómo el fluido rojo y temperado que salía de la vena para llenar el depósito de la jeringa, mi mente ociosa, se dio en pensar el por qué del color de la sangre. Bien podría haber sido verde, como la savia de los vegetales, o bien azul, negra o por último incolora como el agua. ¿Pero roja? ¿Cuál sería el motivo?
                        Me fui a tomar desayuno. Mi estómago reclamaba su ración mañanera y, mientras lo hacía, elucubré  mi propia teoría, dejando de lado todos mis conocimientos aprendidos en el colegio. “Cuando Eva y Adán fueron creados ellos no debieron tener sangre”.  ¿Para qué iban a necesitarla si eran inmortales?  No iban a tener a nadie más en casa que los molestara. El  Paraíso era para su recreo y placer.
                        Sin embargo, cuando a instancias de la serpiente, comieron el fruto prohibido, la manzana,  desobedeciendo al Padre Eterno,  a Éste le dio tanto enojo y furor, considerando en su magnificencia y perfección que se había equivocado al crear al hombre a su imagen y semejanza. Más aún, al haberlo premiado con una compañera para su alegría y deleite, era como imposible pensar que en algo tan obvio le fallaran.
                        Era tal su descontrol,  que todas sus creaciones anteriores enrojecieron de calor, ríos de lava corrieron por las montañas y el fuego  casi quemó todo lo existente.
                        Pero estaba demasiado cansado. Había trabajado muchos días, o posiblemente siglos y no era cosa de perder el tremendo esfuerzo anterior. Por ello, reconsideró la situación y determinó proporcionarles un castigo que jamás olvidarían. Les quitó el jardín del Edén y los hizo mortales, poniendo en su interior, ríos de un líquido rojo y caliente que constituiría, a través de los siglos, la herencia para todas sus generaciones. Este vital elemento sería heredado de padres a hijos y de él dependería la vida.

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