miércoles, 26 de noviembre de 2014

Emilia Marcano Quijada-Venezuela/Noviembre de 2014

Tú si puedes

He despertado de una alucinación,
saturé la cama de gritos, sudor e histeria;
tuve una pesadilla, un aguijón de miedo,
una revisión certera y saludable.
Vayamos al hecho; En las alturas,
en un sitio imposible de ubicar, desde
los crespos del aire
me arrojé al vacío sin sábanas ni almohada,
sin mis cómodas babuchas, sin cartera,
sin marido, sin casa, sin horizonte,
y por las corrientes de viento golpeando
mis labios mayores
creo que tampoco sin ropa interior.
Me arrojé al vacío en una temeraria maniobra
de mi mente,
me lancé en señal de protesta, en defensa
de mi soberanía,
en desacato a la inercia, a las valvas
de mis ojos, empeñadas en cerrarse
ante los cambios.
Yo caía y caía, podía ver las casas,
los árboles, podía ver las vacas en los campos,
podía sentir mi rigor mortis.
Me acordé de todo lo que dejé de hacer
por no arriesgarme
y me dije: Qué pendeja he sido.
Sin embargo, despues del miedo, comprendí que no caía, volaba;
y en franca rebelión a la ley de la gravedad,
sucumbí a las nubes, al cielo,
a mis alas abiertas, a mis cabriolas de yegua feliz
experimentando la emoción de ser libre.
Hoy he despertado de una clase de vuelo,
tuve un orgasmo a todo color, en 3D,
un mensaje de texto, una llamada,
una invitación a meditar sobre el paso adelante
que soy,
sobre el coraje, ese que me vio en las nubes,
corrió a abrazarme
y me puso contra el viento
para decirme:
-Tú si puedes.


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