miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ramón de Jesús Hernández Olivares-México/Noviembre de 2014




La Virgen de mis sueños

Cuando la luz se posa en tu rostro
el matiz de porcelana transpira,
en tus sonrosadas mejillas descansarían
los pétalos que transfiguran en besos cautivos.

Quedo impávido a tu imagen
y mis manos tiemblan deseosas,
tocar tu piel,
¡Deseos reprimidos!
Angustia que enloquece.

Cuando la luz se posa en tu mano
reconozco la fina arena de perlas compactas,
besaría las comisuras de tus labios intactas y sagradas
para robarle la gloria de tu encanto.

Virgen que duerme en mi memoria
¡Despierta de tu lánguido sueño!
Para darme el soplo de vida,
y no morir en la agonía de la sombra.

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