miércoles, 20 de mayo de 2015

Tomas Schuliaquer-Argentina/Mayo de 2015



LOS AMIGOS

Suena el timbre. Juan me avisa que se había olvidado, que seguro es Ramiro que pasa a buscar unas cosas. Se levanta y va a abrir. Vuelven los dos, con Clara. Ramiro me da un abrazo. Le digo hola a Clara y nos saludamos con un beso. Se sientan alrededor de la mesa. Juan les pregunta de dónde vienen. Ramiro dice que de su casa y que ahora se van al cumple del viejo de Clara, pero que tienen tiempo de tomar una cerveza. Juan dice que buenísimo y me pregunta si tomo. Asiento con la cabeza. Él se para y entra en la cocina.
Ramiro me pregunta si hoy no entreno. Le digo que sí, pero que no voy porque me duele el tobillo. Me dice que es bueno que al menos por una vez no me duela el ojete. Sonrío y le pregunto a Clara cómo viene la grabación. Ella me contesta que bien, que sólo falta la mezcla. Le digo que qué bueno. Ramiro me pregunta cómo va todo con Luz. Le contesto que se terminó. Él pregunta por qué y le digo que no importa. Él afirma que debe tener que ver con mi amor por el choto. Yo me río y él también. Clara me pregunta cuándo corté y me patea el pie por debajo de la mesa. Le digo que antes de ayer y sonrío. Ramiro me pregunta si estoy bien. Yo le digo que sí, que era previsible. Ramiro dice que no se lo esperaba.
Aparece Juan con una bandeja que tiene una cerveza y cuatro vasos. Ramiro agarra la botella y la destapa con un encendedor. Sirve un vaso y me lo pasa. Yo se lo doy a Clara, que me vuelve a patear la pierna y murmura gracias. Después Ramiro le pasa un vaso a ella, que aclara que ya tiene uno, y me lo da a mí. Ramiro llena los otros dos, dice que por la libertad y toma un trago. Le pregunta a Juan si hoy sale. Juan responde que mañana labura todo el día.
Ramiro le pregunta qué tiene que ver eso con salir o no salir. Juan dice que su laburo es complicado, que tiene que estar lúcido, que no es estar en una oficina rascándose los huevos. Ramiro le dice puto. Yo les pregunto a Ramiro y a Clara si más tarde hacen algo. Ramiro dice que sale seguro. Clara no dice nada.
Ramiro dice que tiene que contar algo muy zarpado que le pasó en el laburo. Clara me saca los ojos de encima y mira a Ramiro. Él cuenta que sonó el teléfono de la oficina y atendió, que era la mina de Recursos Humanos, la tetona de la que nos había hablado, para preguntarle un par de cosas del contrato. Cuenta que las responde sin problema y después ella le hace unas preguntas para completar un formulario de la oficina; le pide la dirección, la edad, el número de celular. Cuenta que le da los datos y ella le dice chau bombón y corta. Cuenta que su compañero de laburo que estaba ahí le dijo que a esa mina le dicen la comependejos, y que las preguntas eran una excusa para sacarle el teléfono, que la mina se agarró como a veinte de la empresa. Clara le pregunta por qué cuenta eso, y después también le pregunta si es pelotudo o se hace. Ramiro dice que si lo cuenta es porque no piensa hacer nada, que le pareció divertido. Clara le vuelve a preguntar si es pelotudo, se levanta y se va. Ramiro resopla y la sigue.
Juan me dice que Ramiro es un desubicado, pero que tampoco para tanto, que Clara exageró. Yo le digo que sí. Digo que Ramiro tiene poco tacto, y que me sorprende que se coja tantas minas. Juan dice que lo que más le sorprende es que Clara no se dé cuenta de que él se coge a todo lo que camina, y que cómo hace Ramiro para cubrir todas las que se manda, si es medio boludo y aparte la mina ni siquiera se banca que hable de una tetona. Prende un cigarrillo. Le digo que tengo frío. Me dice que vaya a su cuarto y agarre un buzo de ahí, pero que no revuelva mucho el armario, porque en un cajón tiene las fotos de mi vieja en tanga. Le respondo poniéndome las manos en los huevos mientras me paro.
Llego al cuarto y está Ramiro en la computadora. Veo una campera, me la pongo y salgo. Cuando paso por la cocina, Clara me pide que le abra, que ya se va. Le pregunto si está todo bien. Me dice que cómo le voy a contar así que corté. Le digo que Ramiro me preguntó y no le podía mentir. Me dice qué cuándo se lo iba a contar. Le digo que cuando nos viéramos se lo iba a contar. Me dice que le abra.
Le pregunto si no se va con Ramiro. Me dice que no. Le digo que ya sabe cómo es Ramiro. Con la voz entrecortada, me dice que el problema no es Ramiro. Le digo que cuando llora se afea mucho. Ella me mira y tiene la cara llena de lágrimas y dice que no podemos seguir así. Yo le digo que no hable, que están todos ahí, que no haga quilombo al pedo. Me dice que no le importa, que quiere estar conmigo. Le digo que no llore, que parece un bicho. La empujo hasta la puerta y abro. Salgo con ella y le digo que no sea pelotuda, que cogiendo así estamos bien. Me dice que ella no está bien así, que soy un hijo de puta, un mal tipo. Le digo que no diga pelotudeces, que se vaya al cumple del viejo y cierre la boca. Me dice que soy una mierda. Le digo que se calle, que deje de ser tan pendeja por una vez en la vida. Paro un taxi y ella sube.
Vuelvo a la casa. Ramiro está tomando una segunda cerveza con Juan. Me siento y le digo que Clara se fue enojada. Ramiro me dice que es una histérica de mierda. Acerco el vaso y les pido que me sirvan. Juan dice que ahora él también tiene frío y que se va a buscar algo de ropa. Yo le digo que no agarre el buzo marrón porque con ese me cogí a la hermana. Ramiro se ríe, Juan también.
Suena el celular de Ramiro. Atiende. Se escuchan gritos agudos del otro lado del teléfono. Él dice que no, que tranquila, que qué está diciendo, que cómo va a pensar eso, que claro que la ama, que la perdona y que lo perdone, que ahora va para ahí. Corta y me pide que le abra. Yo le pregunto si el ojete. Él dice qué. Yo digo que no importa. Grita que se va, y Juan responde con un grito que se ven. Lo acompaño a la puerta, le doy un abrazo y le digo que lo pase bien. Él me dice que yo también, que si me pinta hacer alguna que lo llame. Le digo que sí y le palmeo la espalda antes de volver a entrar a la casa.

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