sábado, 20 de junio de 2015

Marcos Aguilar-México/Junio de 2015



Cuando el cuerpo desfallece

I
Cuando el cuerpo desfallece en triste mazmorra, laberinto insospechado de tristeza, hecho feto y barro, sangrado, ultrajado; cubierto con telas ausentes, friolentas, tragando el agua que se escapa de conocida sangre con sabor a prolongado y frío sudor… se siente la tristeza.

II
Cuando el cuerpo desfallece y recuerda que no es el pico de un ave el que canta, sino el ala al sentirse liberada, el espíritu se agiganta y hay alegría. Sacarán miles de veces dos ojos de un cuerpo, golpearán mil veces un rostro, se harán miles de injurias en un fragmento de tiempo: todo ello, al cuerpo, ¿al espíritu cuándo?

III
Cuando el cuerpo recuerda, que no sólo él da vida, muere, quizá, pero con alegría, al pensar, que del ave, no es el pico el que canta, sino el ala al sentirse liberada.

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