domingo, 20 de septiembre de 2015

Enrique Gugli-Argentina/Septiembre de 2015



El nombre

Por momentos un bultito aparecía en mi panza y tu viejo decía: está pateando. Vaya a saber que estabas haciendo pero él como siempre la tenía clara. No dudaba. Tampoco sobre quién sería campeón ese año o porqué  Perón se fue sin presentar pelea.
Su mundo era como una película conocida donde él era director, guionista y actor.
Mi nombre preferido, Daniela, quedó segundo porque no dio el brazo a torcer. Tenías que llamarte Libertad. Estás loco, le decía yo. Como le vas a poner un nombre tan fuerte. Como siempre, tozudo, insistió. Quizás le gustaba porque era justamente lo que le faltaba, era tan esquemático. Ante mi negativa él empezaba a hablar de la revolución, de Fidel, del Che Guevara, del hombre nuevo y hasta de Erich From.
Menos mal que no se le ocurrió Victoria, te imaginás cargar con ese nombre en medio de la represión, las persecuciones y las muertes de los compañeros. Porque venimos perdiendo desde hace mucho, vistes. Pero Libertad no es menos pesado. Me conformé pensando que lo hizo por la Leblanq. No era buena actriz pero que linda mina. Los tipos morían.
Estás más gordita en esta foto con el africano que te abraza; hombre de color dicen ahora.
¿Porqué la sacaron justo en el Arco del Triunfo?

1 comentario:

Josefina dijo...

Un cuento con matices entre la ironía y el humor, que manejás muy bien con tu manera de narrar. Muy bueno Enrique
beso Josefina