jueves, 21 de julio de 2016

Marta Hernández Díaz-España/Julio de 2016

Me dejé el borrador encendido en el borde de un entendimiento gélido,
le dejé tomar demasiado vino.
Fui idiota al creer en muchas cosas que ahora sé que están vacías,
fui demasiado externa con mis versos de dentro,
y ahora reclaman el protagonismo,
haciéndome ver que nada se basa en una fecha,
que todo se esfuma en segundos,
al borde de una carretera mal hecha.
Dispongo de un bolígrafo muy gastado de escaleras,
que siempre me pide más..
Una vez más me dejo la puerta abierta,
mi bar interno está escaso de mesas.
Me duelen las respuestas que nunca pedí,
las contradicciones que crecen en mi,
a veces me duele seguir aquí,
en la misma recta,
temblando por no saber dónde ir.

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