martes, 21 de febrero de 2017

Edith Amieiro-Argentina/Febrero de 2017



CAMINANDO HACIA EL RÍO

Hay una calle de perfume y tilos,
de jazmines  de níveos esplendores
y  pinos  desprendiendo su energía,
tras  las rejas  de grandes  murallones.
Hay una cuesta preñada de turgencias,
recostada   sobre el  río amarronado,
coronado  de velas  ondulantes,
en  un vaivén de aguas  en remanso.
Alvear  abajo, dulzor de primavera;
alegría del  alma que se  entrega,
buscando  desprenderse  de  las  penas..
Cuando acerco mis pasos a la costa,
está  el cuerpo  y la mente algo ligera,
y doy  gracias al SEÑOR  del  Universo,
por  sentir  que el corazón abre sus puertas.

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