martes, 21 de febrero de 2017

Jorge Etcheverry-Chileno, vive en Canadá/Febrero de 2017



Minibiografía

Cuando era muy joven empecé a sentir que quizás existiera la posibilidad de que de alguna manera yo podía ser distinto a los demás, a quienes más adelante me sería dado concebir como 'mis semejantes', gracias a ese largo y costoso proceso de socialización a que somos sometidos todos nosotros, los seres humanos desde nuestro desvalido nacimiento hasta nuestra no menos agresiva y violenta juventud. En ese entonces no podía saber que esa sensación era el barrunto de eso que llamamos la 'conciencia', que según incluso ese filósofo feo y anteojudo que no me canso de representar y con que polemizo en muchos de mis escritos, se construye, brota y organiza como oposición a todo, a todo, a todo lo que no sea ella, es decir yo, y que se encarna en nuestros frágiles cuerpos y los hace agresivos y desconfiados por esas pocas décadas que nos es dado vivir.

Mis amigos de ese entonces--hablo de mi juventud--, que no son los de ahora, ya que desplazamientos temporales y espaciales hacen que esas primeras coordenadas hayan casi desaparecido como esas ciudades europeas casi demolidas por los bombardeos masivos de la Segunda Guerra Mundial o esas razas de hombre de lenguajes que chasquean y sibilan y que exterminaron los colonos anglosajones en alguna parte del hemisferio Sur, para el lado de Australia.

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